lunes, 8 de marzo de 2010

El tsunami


Por todos son conocidos los efectos devastadores que produjo el tsunami acontecido en 2004. Pues bien, en Chile, y después de que ocurriera el terremoto, se desató un tsunami que obligó a miles de personas a trasladarse de sus localidades como medida de protección. Pero antes de analizar el tsunami de Chile, me parece oportuno hacer un breve resumen de lo que realmente significa este fenómeno. No se trata de una ola sino de una serie de ellas que se producen en una masa de agua al ser empujada con violencia por una fuerza con desplazamiento vertical. Técnicamente es un disturbio producido en el mar por un fenómeno que impulsa y desplaza verticalmente una columna de agua produciendo un desequilibrio de niveles que se manifiesta en un tren de ondas largas propagadas a mucha velocidad, que al llegar a costas de islas o continentales infieren una tremenda devastación, introduciéndose muchos metros, incluso kilómetros dentro del territorio. Muchos confunden los tsunamis con los maremotos, pero cabe destacar la multitud de causas que pueden desencadenar el fenómeno. Causas entre las que citamos: las erupciones volcánicas, los desplazamientos de lava hacia el mar, el choque de meteoritos contra las aguas, derrumbes costeros, desprendimientos glaciares e incluso explosiones de gran magnitud (pruebas nucleares). Los tsunamis producen dos clases de daños: la inundación y anegamiento de vastos territorios adentrados a la costa y el socavamiento que puede perdurar por años.

La proximidad con la costa, así como la localización submarina del epicentro, produjeron una buena e importantísima parte de las consecuencias que fueron ocasionadas por el tsunami que se desencadenó tras el movimiento sísmico de Chile. Las costas chilenas fueron invadidas por grandes masas de agua en pocos minutos. La intrusión del mar en la costa varió según las zonas. No obstante, se estima que se produjeron olas de más de veinte metros. El tsunami se expandió por zonas del Pacífico Sur, siendo una de las zonas más afectadas el Chile insular. En el archipiélago de Juan Fernández las olas ingresaron más de trescientos metros en el pueblo. El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico generó una alerta para la zona de costa del océano Pacífico. Los efectos, afortunadamente, han sido menores a los que en un principio se esperaban; aún así, el total de países alertados fue de 53.

El terremoto desatado llegó a las islas de Japón. La Agencia Meteorológica registró en el norte del país una ola con altura de noventa centímetros, aunque cabe destacar la ausencia de daños. En su paso por el Pacífico el tsunami ha impactado a zonas como Hawai. La alerta ha sido desactivada, excepto para países como Rusia y Japón, aunque algunos otros mantienen la precaución. En un principio el tsunami hizo pensar en olas como las que se sucedieron en el océano Índico en diciembre de 2004 y que mataron a 230000 personas, pero a diferencia de lo que ocurrió entonces, ahora ha habido tiempo para prevenir daños y para diagnosticar el estado del mar, diagnóstico que se ha realizado sobrevalorando las estimaciones.

Consecuencias en Chile


Al hablar de las consecuencias acarreadas tras la ocurrencia del terremoto, son muchos los aspectos que deben mencionarse. Daños materiales, pérdidas humanas, repercusiones económicas, reacciones internacionales… Afortunadamente, Chile es un país que está medianamente preparado para hacer frente a una catástrofe de estas características. Diversas fuentes señalan que, el terremoto que ha sacudido Chile es quinientas veces superior al que ocurrió en Haití el pasado mes de enero, sin embargo el número de fallecidos es notablemente inferior (este hecho puede explicarse desde diferentes puntos de vista, ya que, por ejemplo, las infraestructuras existentes en Chile superan en gran medida a las de Haití). Un informe publicado por la NASA merece ser destacado, ya que aseguran que el sismo produjo una redistribución de la masa terrestre, que produjo una modificación en la rotación del planeta, y que inclinó el eje terrestre en unos, aproximadamente, ocho centímetros.

El terremoto que golpeó Chile produjo un desplazamiento de masas de tierra que cambiaron la distribución del peso del planeta. Se trata del segundo gran terremoto de repercusión mundial, lo que lleva a plantearnos preguntas relacionadas con la geología de nuestro planeta, así como con la posible frecuencia de ocurrencia de este tipo de catástrofes. El geofísico de la NASA Richard Gross anunció el desplazamiento del eje del planeta ocasionado por el sismo, al mismo tiempo que resaltó la normalidad que supone la aparición de cambios en el eje terrestre. Algunos fenómenos, como los efectos del cambio climático, inclinan el eje periódicamente. Los grandes terremotos ocasionan el incremento de estos cambios, valga destacar el maremoto y el tsunami que sacudió el sudeste asiático en el año 2004 (donde se desplazó el eje dieciocho centímetros). También es importante subrayar la variación de la velocidad de rotación del planeta que se produjo tras la catástrofe, dando lugar a una pérdida de 1, 26 millonésimas de segundos de duración del día. Esta variación es imperceptible, pero da significado a la importancia y relevancia del fenómeno, al igual que lo hace la elevación de dos metros sobre el nivel del mar que sufrió la Isla de Santa María. En definitiva, y geológicamente hablando, merece señalarse al “cinturón del Pacífico” como una de la zonas planetarias más propensas a sufrir terremotos y maremotos.

La oscilación en el número de víctimas tras el terremoto ha sido bastante confusa. Después de publicar muy diversas cifras, la ONEMI anunció 723 fallecidos, aunque en los días siguientes la estimación volvió a ascender hasta los 800, momento que aprovecharon las autoridades chilenas para publicar una lista parcial en la que se reflejaban oficialmente los fatídicos nombres. La antigüedad de las construcciones, así como la magnitud del sismo han provocado la evacuación de numerosos hospitales de la zona centro y sur del país. Tras la ocurrencia del terremoto, varias replicas se sucedieron, lo que obligó a que miles de personas se trasladaran hacia la cordillera de la costa para protegerse del posible tsunami que hacían presagiar la sucesión de temblores. Toda una serie de consecuencias, tanto humanas como materiales, que lamentablemente pasarán a la historia y que, como se dijo en La gran catástrofe ascienden el número de damnificados a dos millones.

La gran catástrofe


El sábado 27 de febrero de 2010 un fuerte sismo invadió Chile. La intensidad del mismo fue de 8,8 grados en la escala Richter. El epicentro está ubicado en la región del Biobío. La duración del terremoto osciló los tres minutos aproximadamente. La percepción de sus efectos se extendió por distintas zonas del Cono Sur.

TV Chile, cadena pública del país, hizo un comunicado inmediatamente después del acontecimiento, advirtiendo a la población del corte de electricidad al que se vería sometido la zona. Alrededor del 80 % de la población del país sufrió directamente las consecuencias más nefastas de la catástrofe, ya que las zonas más afectadas fueron las más pobladas: Biobío, Maule, Metropolitana de Santiago, La Araucanía…

Los daños producidos son innumerables, tanto desde el punto de vista material como desde el humano. La cifra de fallecidos supera los 700. El número total de damnificados se cifra en, aproximadamente, dos millones. Alrededor de quinientas mil viviendas han sufrido daños importantes. Localidades como Maule o Biobío han quedado completamente destruidas. Se trata de la peor tragedia natural del país desde el año 1960. Una de las principales consecuencias naturales que provocó el terremoto fue la sucesión de un tsunami, que provocó una importante parte de los estragos asociados al movimiento sísmico. En una ocasión más, como en tantas otras, el periodismo juega un papel fundamental en la transmisión de noticias acerca del terremoto, presentándonos las noticias para que seamos conscientes del suceso y podamos llevar a cabo medidas de protección.

lunes, 1 de marzo de 2010

Andalucía es la comunidad más afectada

Las lluvias han multiplicado el caudal del río Guadalquivir y han hecho saltar la alarma en tres provincias andaluzas. Y es que el sur ha sido la zona de España más afectada por el temporal. Cabe destacar que la mayoría de las casas afectadas en la provincia de Córdoba son ilegales.

El intenso temporal de lluvias que hemos sufrido durante toda la semana ha convertido al Guadalquivir en una amenaza para las miles de personas y las actividades económicas que alberga su ribera. Las precipitaciones han llegado a alcanzar los 50 litros por metro cuadrado. El caudal del principal río andaluz ha crecido hasta alcanzar niveles alarmantes. Como consecuencia se han producido cientos de desalojos, algunos cortes en carreteras comarcales y en los trenes de las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla. Como se dijo anteriormente, en la mayoría de los casos donde el agua ha inundado las viviendas se trata de urbanizaciones ilegales construidas en terrenos inundables.

Pese a los sucesos que se han ido sucediendo a lo largo de la semana debidos al temporal, los científicos de la Organización Meteorológica Mundial han anunciado que el número de huracanes, tifones, inundaciones, tormentas de nieve y desastres relacionados con el clima va a disminuir durante este siglo, sin embargo estos fenómenos serán cada vez más intensos, y sus efectos, más devastadores. Es decir, las malas noticias superan a las buenas. El equipo de investigación estadounidense está relacionando el aumento de la virulencia de las tormentas con el cambio climático. Es necesario que la población sea consciente de las consecuencias que puede tener un incorrecto comportamiento medioambiental, así como de tratar de colaborar al máximo para que, entre todos, podamos ayudar a conservar la vida sobre la Tierra.

Construcciones ilegales


Desde siempre me ha entusiasmado la idea de poder mostrar mi disconformidad con aquellos individuos que, al margen de las posibles consecuencias que se puedan derivar, realizan construcciones ilegales en lugares donde pueden resultar especialmente peligrosas.
Ante una
construcción ilegal, demolición. Esta era la tesis que defendían los fiscales andaluces especializados en Medio Ambiente en los casos de las viviendas ilegales que llegaban a los juzgados en el año 2006. Y es que un informe realizado por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona
) de la Guardia Civil, en ese mismo año, ponía de manifiesto que en España existían más de 13000 viviendas construidas ilegalmente. Normalmente se trata de edificaciones ubicadas en zonas rurales o del litoral y que suelen ser levantadas en mitad de la nada.
Este tipo de construcciones normalmente son la causa de una buena cantidad de dinero que enriquecerán los bolsillos de sus respectivos constructores. Pueden ser inmuebles de lujo, o por el contrario, destinados a una población de clase media; pero en la mayoría de los casos se trata de un peligro para el medio ambiente. En numerosas ocasiones, y especialmente ante este tipo de temporales sufridos en los últimos días, muchas edificaciones corren peligro por el lugar en el que han sido levantadas. Cauces de ríos sin agua, riberas de ríos, zonas del litoral… son algunos lugares que albergan este tipo de amenaza natural y que ponen en peligro la vida de muchas personas. El futuro debe ser diferente porque ante el clima no podemos hacer nada, pero ante algunas de las consecuencias, sí.

CLIMA: CAUSA DE NOTICIAS DIARIAS


La climatología parece no tener piedad con aquellas poblaciones más afectadas. Vienen siendo habituales noticias que nos llegan desde lugares que se enmarcan dentro del territorio español, y que reflejan como una gran cantidad de familias están sufriendo de manera muy negativa las consecuencias de estos frentes. Poblaciones que se quedan aisladas, incomunicadas; poblaciones donde la vida social se está reduciendo a la nada. Desbordamientos de ríos, inundaciones de hogares…, catástrofes en general que no sólo tienen su origen en los fenómenos atmosféricos. Y es que me gustaría aprovechar la ocasión para hacer mención, y resaltar al mismo tiempo, acciones llevadas a cabo por el ser humano, ilegales, y que tienen como objetivo último el enriquecimiento de ciertos sectores de la población. Me refiero a todas aquellas construcciones que no respetan los márgenes de las riberas, y que son del mismo modo, aquellas que sufren las consecuencias más nefastas de la presencia de estos temporales.
Hoy vuelven a estar en alerta 35 provincias por el temporal. Las Comunidades Autónomas más afectadas son Galicia, Castilla-La Mancha y Andalucía. En Galicia, por ejemplo, la flota pesquera continúa sin poder realizar sus labores cotidianas. Por otra parte, en Andalucía continúan las lluvias, y se han producido importantes inundaciones en localidades de Sevilla y Jaén. En esta última provincia han tenido lugar más de una treintena de incidencias, entre las que cabe destacar el desalojo de los núcleos residenciales de Puente Tablas y Puente de la Sierra, ante la crecida del río Eliche. Otro tipo de incidencias lo constituye el corte en algunos tramos de la red de carreteras. La consecuencia más nefasta del presente temporal ha sido el fallecimiento de dos personas en la provincia de Granada, como consecuencia del derrumbe de una vivienda en el término municipal de Rubite. En Sevilla, el viento y la lluvia están provocando una gran cantidad de incidencias en las últimas horas. En Alcalá del Río, por ejemplo, la lluvia ha originado una torrentera que tiene su origen en un cerro cercano a la localidad y que ha anegado calles y locales. En nuestra comunidad seguimos estando en alerta meteorológica amarilla (riesgo) por viento, que puede llegar a alcanzar rachas de hasta 80 kilómetros por hora en las zonas más elevadas.
En definitiva y en conclusión, el mal tiempo y las consecuencias de los temporales nos abordan, obligando a informar a todos los medios de comunicación sobre los sucesos diarios más destacados. Los fenómenos atmosféricos están fuera del alcance humano pero no por ello debemos eximirnos de responsabilidad, ya que con nuestros comportamientos poco solidarios con respecto al medio ambiente contribuimos a la proliferación de este tipo de catástrofes. Así pues, esperemos que las acciones encaminadas hacia comportamientos más adecuados comiencen a ser habituales entre la población, para que en un futuro la idea de ayudar a la conservación del medio ambiente esté implantada en la conciencia de todos y de cada uno de los habitantes de este planeta.